Actualmente me encuentro en el arranque de “mi” reto de innovación (digo “mi” ya que ahora mismo estoy yo sola pero espero que se unan compañer@s durante su andadura). Lo voy a desarrollar principalmente a nivel teórico, con la puesta en marcha de la parte que afecta al trabajo dentro de los técnicos de la Agencia ya que para poder avanzar mas allá de estos límites no tengo la suficiente libertad, pero mi idea es plantear una estrategia de cómo podría abordarse.
El reto consiste en actualizar las “Normas de diseño y constructivas para los edificios de uso docente” de la Consejería de Educación pero desde un punto de vista abierto a la ciudadanía y más participativo, añadiendo puntos de vista diferentes.
Como indico en la presentación que hago del reto en el Diario de Innovación, esta tarea ya se puso en marcha anteriormente aunque no se llego a culminar y plasmar en un nuevo documento. La idea es, sobre la base de lo que en su día se elaboró, completarlo ampliando el grupo de trabajo con docentes, padres y alumnos que aporten sus opiniones o sugerencias desde el punto de vista del usuario de las infraestructuras. A lo largo de estos años construyendo y reformando centros educativos he podido comprobar cómo soluciones que desde el punto de vista técnico parecían óptimas, cuando el centro se ponía en uso no daban el servicio deseado por lo que acaban siendo poco o nada útiles.
Actualmente no hay en marcha ninguna comunidad de practica en la que pueda participar dentro de la organización, por eso el ejemplo más cercano es la que se formó en aquel momento para la revisión de las normas técnicas, era un grupo de trabajo estructurado en un miembro por gerencia que recopilaba las sugerencias del resto de técnicos y las trasladaba a la persona responsable de esta tarea en los Servicios Centrales. El problema vino cuando el grupo de trabajo se diluyo, personalmente creo que porque no había una motivación suficiente al darle poco valor a nivel de objetivos de empresa a esta tarea.
Si conseguimos hacer ver y entender la importancia que tiene en el resultado final, en la calidad y utilidad del servicio, que tengamos actualizadas, unificadas y consensuadas las soluciones técnicas de diseño y constructivas se podrá llevar a cabo esta INNOVACION.
El reto consiste en actualizar las “Normas de diseño y constructivas para los edificios de uso docente” de la Consejería de Educación pero desde un punto de vista abierto a la ciudadanía y más participativo, añadiendo puntos de vista diferentes.
Como indico en la presentación que hago del reto en el Diario de Innovación, esta tarea ya se puso en marcha anteriormente aunque no se llego a culminar y plasmar en un nuevo documento. La idea es, sobre la base de lo que en su día se elaboró, completarlo ampliando el grupo de trabajo con docentes, padres y alumnos que aporten sus opiniones o sugerencias desde el punto de vista del usuario de las infraestructuras. A lo largo de estos años construyendo y reformando centros educativos he podido comprobar cómo soluciones que desde el punto de vista técnico parecían óptimas, cuando el centro se ponía en uso no daban el servicio deseado por lo que acaban siendo poco o nada útiles.
Actualmente no hay en marcha ninguna comunidad de practica en la que pueda participar dentro de la organización, por eso el ejemplo más cercano es la que se formó en aquel momento para la revisión de las normas técnicas, era un grupo de trabajo estructurado en un miembro por gerencia que recopilaba las sugerencias del resto de técnicos y las trasladaba a la persona responsable de esta tarea en los Servicios Centrales. El problema vino cuando el grupo de trabajo se diluyo, personalmente creo que porque no había una motivación suficiente al darle poco valor a nivel de objetivos de empresa a esta tarea.
Si conseguimos hacer ver y entender la importancia que tiene en el resultado final, en la calidad y utilidad del servicio, que tengamos actualizadas, unificadas y consensuadas las soluciones técnicas de diseño y constructivas se podrá llevar a cabo esta INNOVACION.